Luna Ofir

UN MUNDO, DOS CARAS. Todo lo que me imagine, todo lo que piense, todo lo que sienta, todo lo que me de bronca, todo lo que me produzca amor, todo lo que vea justo e injusto, todo lo que quiera imaginar, todo lo que quiera decir, todo lo que se me ocurra, todo lo que quiera escribir, todo!

Thursday, November 09, 2006

Diagnóstico: Intoxicación de Lácteos!!!

Pero claro, no de un médico tradicional, sino de un médico en contra de la medicina ortodoxa, la verdad que me costó mucho creer el diágnóstico, perooo..... me dijo: entrá a internet, poné la palabra Lácteos y en la próxima consulta me contás.
Y este fue mi resultado:
Primera Parte
Cada vez es mayor el número de especialistas en nutrición que cuestionan el valor de los productos lácteos, a la luz de numerosos estudios que han asociado su consumo con una gran variedad de problemas de salud, contradiciendo en muchos casos el concepto de “alimento básico” que popularmente se tiene de ellos.
Es cierto que aún existe una división en los medios médicos y científicos, con estudios que destacan sus beneficios intrínsecos y otros estudios que arrojan resultados totalmente negativos… esto mismo sucede en muchos otros campos y en ocasiones resulta difícil saber quién está en lo cierto. Pero a mí me basta con conocer la existencia de estudios serios que aportan datos en contra de los lácteos: es razón suficiente para sospechar que esa imagen impecable de “alimento sano” tiene más parte de táctica publicitaria que de realidad.
Los mamíferos
La leche es una secreción glandular característica de todos los mamíferos. Los mamíferos son un orden de animales cuyas hembras poseen unas glándulas especiales (mamas) destinadas a alimentar a sus crías en las primeras etapas de su vida. Una vez que la cría alcanza un desarrollo suficiente para alimentarse de manera autónoma, la leche es abandonada y jamás volverá a ser utilizada en la edad adulta.
Efectivamente, el ser humano es el único mamífero que infringe esta norma: sigue consumiendo leche durante toda su vida, y con el agravante de tratarse de leche de otras especies, no la de la propia especie. En este sentido, la mayoría de los niños pierden a medida que crecen la enzima que permite digerir la lactosa de la leche, como parte natural de su desarrollo coincidiendo con el destete.
No hay que olvidar que cada leche posee una formulación especialmente “diseñada” para alimentar a las crías de esa especie. Lógicamente, el contenido de la leche de vaca no es el mismo que el de la leche humana, aunque su aspecto blanquecino pueda dar la impresión a simple vista de que todas las leches son iguales. Pero la leche humana está hecha para el metabolismo humano y la de vaca para el metabolismo de ese animal. El contenido en grasas y proteínas de la leche de vaca resulta excesivo para el ser humano, y las proporciones de glúcidos y minerales también son distintas, y además varían según la fase de la lactancia. Por otro lado, la leche sirve de vehículo de transmisión entre madre y bebé de una variedad todavía no muy bien conocida de hormonas, anticuerpos y otros factores inmunológicos.
Si se comercializase “leche humana” para consumo de personas adultas, habría que admitir (dentro de lo absurdo) que se trataría de un producto más adecuado para nuestra fisiología. Pero ¿por qué no se ha hecho hasta ahora? Probablemente porque no habría demasiadas mujeres dispuestas a convertirse en “donantes” intensivas, y se ha tenido que recurrir a los animales, que no pueden negarse a ello.
La desnaturalización de la leche, o cómo agravar un error de base
Si hasta hace relativamente poco, el consumo de leche en estado natural podía defenderse como algo tradicional y saludable especialmente en el contexto de las costumbres rurales, la situación hoy en día ha cambiado radicalmente. En la actualidad, casi nadie puede consumir leche en estado natural, y todos los productos lácteos que existen en el mercado han sido sometidos a diversos procesos de conservación y transformación.
Los procesos de esterilización (pasteurización, UHT, etc.) se nos han vendido como una medida de seguridad para el consumidor, para eliminar todos los gérmenes. En realidad, estos procesos no "higienizan" la leche (continúa igual de sucia, con pus, sangre, antibióticos, hormonas), pero transforman sus cualidades convirtiéndola en un producto "muerto". Al estar muerta, lo que sí se consigue es hacerla menos perecedera, es decir, que dure en los almacenes durante muchos meses, evitando pérdidas económicas. La máxima expresión de esto es separarla en sus ingredientes o transformarla en leche en polvo. Pero los procesos de esterilización, basados en calor, alteran las sustancias nutritivas (proteínas, vitaminas, enzimas…), y junto con los aditivos que se incorporan, sólo consiguen agravar los problemas.
Por otro lado, la industria láctea está constantemente renovando sus líneas de productos e intentando captar nuevos mercados, aplicando agresivas técnicas publicitarias. Entre los productos lácteos de consumo, existe una amplísima gama. Es curioso observar cómo han ido intentando salvar los problemas que acarrean haciendo modificaciones para que "se adapten a las necesidades nutricionales de cada individuo": si la leche entera es mala para el colesterol, sacamos leche desnatada; si la desnatada "parece" agua, sacamos la semi-desnatada; si al desnatar pierde las vitaminas liposolubles, añadimos vitaminas A y D; si tienes riesgo de osteoporosis, añadimos calcio; si tienes más colesterol, sacamos la leche con Omega-3 (aceites procedentes de pescado) en vez de la grasa láctea; para facilitar la digestión, leche baja en lactosa; si necesitas fibra, leche con fibra; para niños en crecimiento, está la leche con 12 vitaminas y minerales... ¡¡ Ahora hasta con flúor !! - En definitiva, lo que nos venden es un "brebaje industrial" que nada tiene que ver con el producto "natural" original y sus supuestas virtudes. Lógicamente, la producción de lácteos desnatados genera un excedente de nata. La mejor forma para no dejar perder esta nata (lo cual representaría cuantiosas pérdidas económicas) es introducirla en la elaboración de otros alimentos. Esta es la razón por la cual, aunque muchas personas suelen argumentar que en realidad beben poca leche (o ninguna), la mayor parte de los lácteos que ingieren les llegan de forma camuflada. Esto es fácil de constatar dando un paseo por el supermercado y leyendo las etiquetas de composición de los alimentos. Por ejemplo, hoy en día es realmente difícil encontrar un producto de panadería (pan de molde, galletas, bollería, etc.) que no lleve algún lácteo (nata, sólidos lácteos, suero, proteínas de leche, leche en polvo).
Y sigue.....

1 Comments:

  • At 12:54 PM, Blogger PatriciaPuentes said…

    Te encuentro toda la razón, yo pensando en darles una alimentación más saludable a mi familia incluso me compré una vaquita, pero em fui dando cuenta por sugerencia de médicos sintergéticos que era justamente la leche lo que estaba enfermando a mi bebé de dos años, desde el tercer día sin lácteos se le fue pasando el "asma crónica" que veníamos observando desde que dejó el pecho y comenzó con leche de vaca.

     

Post a Comment

<< Home