Luna Ofir

UN MUNDO, DOS CARAS. Todo lo que me imagine, todo lo que piense, todo lo que sienta, todo lo que me de bronca, todo lo que me produzca amor, todo lo que vea justo e injusto, todo lo que quiera imaginar, todo lo que quiera decir, todo lo que se me ocurra, todo lo que quiera escribir, todo!

Wednesday, December 01, 2004

Si google lo dice???!!!!!, Odio no la tener razón! brrr, Leer el post anterior para entender algo

La tarde del 31 de marzo de 1977, la señora Benbow se encontraba comiendo en compañía de su familia, en un pequeño pueblo del estado de Ohio, cuando se desató un fuerte chubasco. Al terminar, salieron todos a dar un paseo hasta el río. De regreso a su casa encontraron el patio trasero lleno de sapitos grandes como una uña, que nadie supo decir de dónde habían llegado. La única explicación posible era que cayeron del cielo, puesto que el patio estaba rodeado por una tapia que hacía imposible el paso a los batracios. Lo curioso era que la misma señora Benbow había hecho un hallazgo idéntico, 50 años antes, en Long Lake, Indiana, después de un fuerte aguacero.

En los primeros días de julio de 1979, la agencia soviética Tass de noticias informó que una tormenta dejó caer miles de ranas sobre el poblado de Dargan-Ata a orillas del río Amu Daria, que vierte sus aguas en el mar de Aral. La ciencia explicó el fenómeno: un remolino había succionado toda clase de objetos y animales de pequeño tamaño y los llevó hasta una nube. Cuando se calmó el remolino, todo cayó, junto con el agua, en un lugar distante.

¿Fue un fenómeno semejante a éste el descrito en el Éxodo bíblico, presentado como una más de las muchas plagas que se abatieron sobre los egipcios? Explica el texto que el río crió ranas, que entraron a todas las casas y subieron a las camas y a las mesas, y cubrieron toda la tierra de Egipto, hasta el palacio del faraón. Pero sucedió que los sacerdotes del faraón no se quedaron atrás: hicieron aparecer más ranas, se ignora de dónde, porque debían haberse acabado, y se produjo un empate entre egipcios y hebreos. Los lectores de antaño aceptaron sin chistar este milagro. Los de ahora, algo escépticos al ser dueños de mayor información, se preguntan si no hubo de por medio algo más que la simple magia. Y buscan la manera de conocer más casos de lluvia de ranas.

El ya citado Charles Fort publicó en su libro una noticia aparecida en 1838 en la revista inglesa Notes and Queeries, donde se reproducía la carta que cierto profesor Pontus escribió al científico francés Fransois Arago. Decía que el 30 de julio cayeron del cielo ranas sobre la ciudad de Londres, después de una violenta tormenta. Es decir, en pleno verano. El 4 de julio de 1883 y también en la estación veraniega, el London Times anunciaba a sus lectores que, después de un chubasco sucedido en la región de los Apeninos, llovieron sapos de todos los tamaños. ¿De dónde procedían las ranas inglesas y los sapos italianos? Jamás supo contestar nadie a esta pregunta inquietante.

Tampoco hubo explicación para la lluvia conjunta de ranas y sapos que cayó el 30 de junio de 1892 cerca de Birmingham, Inglaterra. Los campesinos atribuyeron el milagro a una malvada tromba que succionó a los batracios en algún lugar lejano y los condujo por el espacio para depositarlos finalmente en el lugar que pudo ser contemplado por tantos espectadores. Nadie supo explicar por qué la tromba actuó con un espíritu tan selectivo, puesto que se llevó únicamente ranas y sapos y se olvidó de otros animales más livianos. De acuerdo con el Times de Londres del 23 de septiembre de 1973, la noche anterior cayó una lluvia de sapos sobre el pueblo de Brignoles, en el sur de Francia. Y el Daily News del 5 de septiembre de 1922 había informado que, por espacio de dos días, cayeron también sapos sobre Chalon-surSaóne. El 24 de octubre de 1683 habían caído también sapos en Bicking Hall, Norfolk, tantos que entraron en las casas. Los antiguos cronistas mencionaron estas lluvias, que los dejaron maravillados, desde Plinio hasta Ateneus, y lo mismo sucedió durante la Edad Media. Pero las observaciones de fenómenos crecerían en número a partir del siglo XIX.

0 Comments:

Post a Comment

<< Home